Crees que no, pero me doy cuenta que siempre estás.
También me doy cuenta que nunca pides nada a cambio, que escuchas y pides perdón cuando el que habla eres tú.
Y no deberías, porque siempre estaré en deuda contigo.
Muchas gracias por ser siempre.
Y perdoname, por habertelo agradecido de la peor manera.
Yo tambien pienso en aquel día en aquel banco.
Igual todo hubiera sido distinto. Pero por destino o casualidad. Ya no.