martes, 10 de noviembre de 2015

Las rosas también pierden color

No siempre vale más tarde que nunca.
Mucho no es lo mismo que bueno.
Podemos querer ir al sol, y por muchas ganas que pongamos, nunca lo haremos.
Un ciego no puede apuntar por una mirilla;
un manco no puede tocar las palmas;
ni un sordo puede escuchar música.
Podemos querer algo con todas nuestras fuerzas, ganas e ilusión y nunca conseguirlo.
Porque querer no es poder.
Hay cosas imposibles, pero muchísimas más improbables.
Improbable es que podemos. Imposible es soñar solo con ello.
Nos gusta confundir términos, somos una generación que no usa el nombre de las cosas, todo según nos interese.
Y así funciona todo, sin nombres, y por tanto, sin responsables.